“El campo es celoso”
Además de las 80 toneladas de limones que produce, cultiva maíz para su tortillería. Para este agricultor, la garantía del futuro del campo está en el cuidado de las abejas.
Por Martina Spataro
En el cerro árido resalta el color verde de los árboles de limones. Ahí, en Oaxaca, cerca de los límites con Puebla, Víctor Manuel Olivera (64 años) tiene dos hectáreas que producen unas 80 toneladas de limones al año. Además siembra hortalizas y dedica otras diez hectáreas de maíz para sus propias tortillas.
De hecho, lo primero que hace por las mañanas es ir a su tortillería y “después ya me vengo al campo a checar mis limones y los sistemas de riego por goteo,” dice Víctor sentado bajo de uno de sus frondosos árboles.
A veces por las tardes “regreso al campo de limones que a diferencia de los otros productos que cultiva en su campo este no es cíclico sino perenne” explica.
Lleva 35 años trabajando la tierra. El gusto por este oficio lo adquirió desde chico para luego convertirlo en la profesión que le daría sentido a su vida. “Desde pequeño me gustó el campo y llegué incluso a ser empleado de la Secretaría de Agricultura donde me dedicaba justamente a atender a los agricultores y ahí me gustó la idea de dedicarme a la siembra,” recuerda.
“La gente tiene que aprender a convivir con lo que comemos y ver de dónde viene.”
En un inicio trabajar en los cultivos fue una alternativa extra de ingresos pero con el tiempo terminó convirtiéndose en un ‘estilo de vida’ porque, afirma, es difícil verlo como un negocio. “Lo que más me gusta del campo es sentir la tranquilidad que da, y saber que lo que uno está sembrando se cosecha, y ese es sin dudas el momento en que uno siente la mayor satisfacción”.
Las socias milenarias
Para Victor Olivera las abejas son los insectos más importantes para todos los tipos de cultivo: tanto para el limón como para el maíz y las hortalizas, porque “sin una buena polinización la fruta no crece”. “Yo antes tenía mis propias colmenas pero, desgraciadamente me afecta el humo, que es necesario para cultivarlas de manera industrial, entonces no pude seguir con ellas. Ahora las tengo de forma natural pero por eso son menos que las que manejaba antes”. Según su propia experiencia, no todos saben cuidar a las abejas “por temor a un enjambre por ejemplo lo destruyen o le echan lumbre para obtener la miel. Pero no hay que matarlas porque son muy benéficas; son buenas para todos, para los cultivos, para las frutas y para los árboles,” explica.
Pero aunque suene a una paradoja en estos tiempos, uno de los mayores problemas en el campo mexicano es la falta de mano de obra. “La gente lo ha abandonado y se ha vuelto muy floja también. Hay mucho menos interés de las nuevas generaciones de trabajar en el campo, por eso ellos se van a la ciudad,” opina el agricultor. Otra de las razones, es la poca seguridad que ha traído el cambio climático “hoy hay menos certeza y uno ya no sabe cuándo va llover, y a eso hay que sumarle la otra incertidumbre que es la de los precios”.
Aunque para Víctor ni las causas exógenas ni las propias del campo hacen mella en su entusiasmo: “en México tenemos suficiente tierra para ser autónomos en consumos básicos. A futuro si podemos vivir del campo, sólo hace falta que la gente aprenda a convivir con lo que comemos y ver de dónde viene” explica.
A pesar de que la vida de agricultor está plagada de retos e incertidumbre, Víctor Olivera suelta una reflexión muy profunda: “uno tiene que tenerle amor al campo, si-no, hay que dedicarse a otra cosa porque el campo es muy celoso. Así como me da, me quita,” reflexiona mientras el calor disuelve el olor de cítricos en el espeso aire oaxaqueño.
Victor Manuel Olivera Gil
Lugar: Teotitlan, Oaxaca
Producción: Limón y maíz
Produce: 80 toneladas
“El campo es muy celoso. Así como me da, me quita.”
Escrito por: http://www.tierrahistorias.com/victor-manuel-olivera-gil/