Por: Carlos Quintero Murillo
Docente Universidad El Bosque
Los agricultores cuidan de que sus cultivos crezcan, se desarrollen y produzcan, de forma sostenible para finalmente obtener un beneficio económico. Para que esto suceda, el cuidado de los cultivos debe incluir un manejo integrado de plagas y enfermedades, comúnmente conocido como MIP, para que sean sanos y no impacten el medio natural o ecológico. El manejo integrado de plagas y enfermedades incluye una combinación de controles dentro de los cuales está el control cultura. Por ejemplo, utilizando semillas sanas, siembra en épocas de lluvia, adecuada fertilización, podas, entre otras. El control físico, como lo son los drenajes adecuados para evitar encharcamientos y posteriores problemas sanitarios. El control biológico, que son aquellos organismos como bacterias, hongos, virus, insectos que parasitan o predan huevos, larvas y adultos de insectos dañinos. Por último, está también el control químico a través del uso y manejo eficiente de productos para la protección de cultivos. También está el control mecánico, que consiste en la recolección de larvas o adultos de insectos plaga, por ejemplo, el caso de larvas nocturnas y el adulto de gusano blanco en papa.
Por otro lado, los insectos benéficos contribuyen a los cultivos, ya sea protegiéndolos de otros insectos plaga, al parasitar y eliminarlos porque se alimentan de sus huevos o larvas o adultos, lo que implica la reducción de las poblaciones enemigas, lo cual constituye el control biológico. También contribuyen a la producción de los cultivos gracias a la polinización que permite la fecundación y producción de semillas y frutos. Por ejemplo, en el cultivo de Melón, esta polinización consiste en llevar polen de las flores de plantas masculinas a plantas de flores femeninas. O en el caso del aguacate, que produce flores masculinas y femeninas, pero a destiempo y a través de la polinización cruzada efectuada por insectos, se da la polinización. Este es el caso de Apis melífera y de las meliponas o avispas nativas sin aguijón.
Para atraer insectos polinizadores, abejas, avispas, los agricultores deben establecer sitios con plantas herbáceas en los márgenes o alrededores de los cultivos, plantas herbáceas que sirvan de hábitat o refugio, lo que aumenta sus poblaciones. Otra alternativa complementaria a la primera es mantener bosque nativo en las fincas, pues este sirve de refugio a los insectos polinizadores. Esta experiencia se empezó a realizar, en diciembre de 2018, con el proyecto ‘Operación polinizador en Colombia’, una iniciativa de la empresa Syngenta en la que participa la Universidad El Bosque, y cuyo objetivo inicial fue identificar las principales especies vegetales nativas que atraen y son frecuentemente visitadas por estos polinizadores e identificar, a su vez, las morfoespecies de insectos polinizadores, en una vereda del municipio cafetero de Santa Rosa de Cabal, Risaralda. Los resultados concluyen que las especies herbáceas comúnmente llamadas malezas o arvenses que presentan frecuentes y permanentes floraciones son las que más atraen a los polinizadores. A partir de este hallazgo, actualmente se están estableciendo y promoviendo estos sitios, a los que se les denomina márgenes florales multifuncionales, en donde se concentran estas especies herbáceas. Esto ha significado un cambio de paradigma.