La agricultura y la apicultura son actividades productivas que se benefician mutuamente. Dependiendo del cultivo, los agricultores se ven favorecidos por la polinización de la Apis Melífera, obteniendo más y mejores alimentos, frutos y semillas. Mientras que los apicultores se benefician por el pago del servicio de polinización y por la producción y comercialización de miel, polen y propóleo.
Si bien en la agricultura es necesario un manejo integrado de plagas, este se puede desarrollar de forma responsable haciendo uso de los productos para la protección de los cultivos, y garantizar el cuidado de las abejas. En el desarrollo de la relación entre el apicultor y el agricultor, la coexistencia juega un rol importante en llevar a cabo prácticas agrícolas y apícolas que no generen daño a ninguno de los sistemas productivos, y que en su gestión fortalezcan los dos sectores impactando positivamente en la rentabilidad y comercialización de los alimentos.
Esa coexistencia se logra a partir del reconocimiento mutuo entre los productores, el establecimiento de una relación de respeto y la consideración al realizar cualquier práctica en su producción. Para contribuir a la protección de las abejas desde la agricultura, desde el ICA se presentan 3 puntos estratégicos:
- Conocer sobre los polinizadores y los controladores biológicos de las plagas.
- Identificar los visitantes florales del cultivo y de las arvenses del sistema.
- Reconocer la importancia de los polinizadores y el beneficio que estos le ofrecen para mejorar la productividad del cultivo.
- Hacer un inventario de los controladores biológicos con que cuenta en su cultivo.
- Conocer sobre las plagas de sus cultivos.
- Buscar siempre la asesoría de un profesional de la producción agrícola (agrónomo, ingeniero agrónomo) para la toma de decisiones sobre manejo integrado de plagas en el cultivo.
- Implementar, de manera efectiva el manejo integrado de plagas.
- Preferir ejercer el control de las plagas en los focos iniciales.
- Poner en marcha acciones de prevención que eviten la llegada o instalación de poblaciones de plagas.
- Preferir siempre alternativas de manejo de plagas que sean amigables con el medio ambiente.
- Seleccionar y utilizar los plaguicidas de acuerdo con la recomendación de un ingeniero agrónomo.
- Hacer uso de productos de protección de cultivos siguiendo las prácticas de manejo seguro y responsable de plaguicidas.
- Seleccionar las prácticas más convenientes para armonizar el manejo de plagas y la protección del ambiente.
- Evitar o disminuir la utilización de insecticidas cuando las flores estén abiertas.
- Preferir un control de arvenses no generalizado.
- Dejar un área de vegetación natural aledaña a los cultivos y permitir que florezca.
- Construir refugios para las abejas solitarias, como pequeñas construcciones de madera con palitos perforados, tubos, tejas, etc.
- Sembrar en la finca plantas que le sirvan a las abejas como albergue, fuente de polen y néctar (hierbas, arbustos, árboles).
- Consultar sobre la presencia de apiarios cercanos a las plantaciones.
- Nunca talar los árboles para la extracción de nidos de abejas o de sus mieles.
- En caso de presentarse enjambres de abejas en su finca, contactarse con un apicultor para su extracción, así se evita el sacrificio.
En los últimos años, se ha dado un mayor reconocimiento a la labor de los polinizadores, buscando maneras de proteger no solo a las abejas, sino a todos los polinizadores para garantizar la seguridad alimentaria a nivel mundial. Desde el sector privado y público se han desarrollado diferentes estrategias que se han concentrado en la promoción de las buenas prácticas en la agricultura y la apicultura, espacios de nidificación para abejas silvestres, declaraciones de áreas de protección de polinizadores y educación al ciudadano haciendo énfasis en la coexistencia.