La abeja apis mellifera es una de las especies más importantes para garantizar la seguridad alimentaria y la biodiversidad del planeta, de igual manera produce grandes cantidades de miel y subproductos apícolas ampliamente comercializados. En Colombia la industria apícola tiene gran potencial, pero no se ha impulsado su desarrollo; según Fedeabejas, el país solo produce entre el 20% y 30% de la demanda interna en el consumo de miel, lo cual implica una cierta dependencia de la importación de este producto. Al respecto, Fabio DíazGranados, presidente de Fedeabejas y miembro de la Red de Expertos de Abejas en Agricultura, señala que en el país se producen entre 6.500 a 7.000 toneladas de miel por año. El registro actual de Colmenas es de 158.000, mientras que en 2020 era de 130.000 (ICA, 2023). Lo anterior, evidencia un leve crecimiento del sector en los últimos años; no obstante, si bien la producción de miel y el número de colmenas aumentan, no se suple la demanda nacional y se pierde el potencial de comercio para competir en mercados internacionales.
Según el último informe de la Dirección de Cadenas Pecuarias, Pesqueras y Acuícolas de Min Agricultura, el sector apícola presenta las siguientes cifras; El valor de la producción de miel de abejas en 2019 fue de 41.480 millones de pesos, el servicio ecosistémico de polinización en la agricultura aportó 643.000 millones de pesos a la economía y dicha actividad genera alrededor de 9.000 empleos en el país. Es posible dimensionar el sector apícola como una industria con gran potencial, pero se necesita desarrollo y articulación público-privada. El 6 de enero del 2022 se sancionó la ley 2193 por la cual se busca el fomento de la apicultura en el país; un año después de su promulgación no se han reglamentado en su totalidad las disposiciones para hacer de la apicultura una industria sólida en Colombia.
¿Qué es la ley de Fomento Apícola?
La Ley 2193 de Fomento Apícola surge, entre otras razones, de la necesidad de lograr mejorar y tecnificar los procesos relacionados con la apicultura a la vez que se protegiera tanto a las abejas como a los apicultores. En consecuencia, la ley de fomento es una herramienta normativa que busca fortalecer el sector apícola mediante la capacitación y la educación en apicultura, el desarrollo de buenas prácticas apícolas, la construcción de un registro apícola, entre otras actividades. Adicionalmente, la ley contempla tres ejes que son fundamentales para el desarrollo del sector en el país: Productividad, Asociatividad y Comercialización. Estos elementos ayudarían a más de 3.000 productores apícolas.
A través del eje de productividad se fortalecería asistencia técnica y permitiría el aumento de la rentabilidad y productividad del sector, así mismo existirían programas para la mejora genética que permite aumentar la producción y reducir costos. Desde su eje de asociatividad, la ley permitirá que se mejore la competitividad, márgenes de utilidad y aumento en colmenas, teniendo en cuenta que en el país hay pequeños y medianos productores. También se fortalecería el trabajo colaborativo con otros actores productivos del sector agrícola. Finalmente, desde su eje de comercialización la ley permite satisfacer demanda interna y crear vocación exportadora a través de procesos de buena calidad de los insumos. Asimismo, prohíbe la falsificación de mieles que afecta la demanda y reduce el consumo responsable en el país.
¿Por qué resulta importante reglamentar la ley?
La reglamentación de la ley 2193 resulta vital para fortalecer la industria apícola en el país, desarrollar acciones concretas que permitan garantizar la sanidad apícola y la coexistencia con la agricultura. Al respecto, es importante mencionar que la agricultura y la apicultura son dos actividades fundamentales en la seguridad alimentaria del país. Los polinizadores proveen servicios ecosistémicos beneficiosos para la agricultura incrementando los rendimientos de los cultivos (kilogramos por hectárea, tamaño, peso y calidad) (Garibaldi et ál., 2011). Por su parte, gracias a las buenas prácticas en la agricultura y la protección de cultivos se garantiza el rendimiento de las cosechas y la oferta de diversos productos en centros de abastecimiento y mercados de Colombia.
La reglamentación de la ley de fomento debería ser un esfuerzo interinstitucional que involucre a todos los actores interesados en fortalecer una industria con potencial de crecimiento en Colombia y competitividad en mercados internacionales. De esta manera, el Ministerio de Agricultura, el Ministerio de Ambiente y el Ministerio de Comercio son actores esenciales para que se dé la correcta implementación de la ley, mediante acciones coordinadas en sanidad apícola, coexistencia con la agricultura y comercio. Es decir, mediante los esfuerzos conjuntos de los Ministerios previamente señalados, se podría consolidar toda una industria con el fin de apoyar al pequeño productor apícola.
Si bien ya ha pasado un año desde la promulgación de la ley, aún no es tarde para que se tomen acciones con el fin de fortalecer el sector. En esto las disposiciones son claras: es posible crear mecanismos que fomenten la actividad del sector a la vez que se fortalece otros sectores en el país. Invitamos a todos los actores involucrados a construir una política pública basada en diálogo con el fin de lograr la implementación de esta herramienta tan poderosa para el sector apícola.