Los remolacheros franceses se enfrentan este año a una crisis sin precedentes, como consecuencia de un fuerte ataque de pulgones que transmiten el virus de la ictericia (amarillez) en todas las regiones productoras francesas.
Esta enfermedad puede provocar pérdidas de rendimiento, que pueden alcanzar entre el 30 y el 50%. Este fuerte ataque de pulgones es consecuencia de la prohibición de los insecticidas hace dos años y a la ausencia de alternativas técnicas eficaces.
La situación es tan problemática y es tan alto el riesgo de un abandono masivo de la remolacha en 2021 por parte de los agricultores a favor de otros cultivos, que el Ministro francés de Agricultura ha tomado cartas en el asunto, anunciando un plan para asegurar el mantenimiento del cultivo de la remolacha.
Una de las medidas del plan es la autorización excepcional del uso de insecticidas en remolacha durante 120 días en la campaña 2021 y si fuera necesario, en las dos campañas siguientes. Esta exención temporal es una medida que ya han venido usando otros países europeos durante estos dos años de prohibición pero que Francia no había utilizado.
El Ministerio fijará estrictas condiciones para la autorización temporal de los insecticidas, como que sólo se podrá usar en pildoración de semillas y que no se podrán plantar cultivos atrayentes de polinizadores después de la remolacha. Además, para finales de 2020 se definirá un plan de protección de polinizadores, destinado a fortalecer su protección durante los períodos de floración.
El plan también incluye la realización de planes de prevención de plagas, así como un programa de investigación, dotado de 5 M€, para buscar alternativas verdaderamente efectivas. En el programa de investigación participarán entes privados como el ITB (Instituto Técnico de la Remolacha) y públicos como Inrae (Instituto Nacional de Investigación para la agricultura, la alimentación y el medio ambiente).
Otra medida del plan será la compensación económica a los agricultores que hayan registrado pérdidas significativas en 2020 como consecuencia de la amarillez, en el marco del régimen de ayudas “de minimis”.
Países como Holanda y Bélgica parece que se han mostrado interesados por el Plan presentado por Francia.
Casos como este son un llamado de atención para que, de manera conjunta, los actores involucrados en la producción de alimentos tanto reguladores, legisladores, agricultores, apicultores y demás, trabajen paralelamente tanto en el beneficio de la apicultura como de la agricultura.