La especie podría desaparecer en el país en 10 años si no se toman medidas, advierten expertos.
Han sido varios los estudios que han mostrado el rápido declive de las abejas en todo el mundo. La destrucción de su hábitat, el ácaro Varroa -que invade las larvas de las colmenas y mata a las más adultas-, la reducción de la diversidad de plantas y árboles florales, parásitos como el Nosema ceranae, el desenfrenado uso de los pesticidas y, ahora, el cambio climático, son un coctel tóxico que amenaza la vida de estos animales.
En Colombia este fenómeno ya está ocurriendo pero no se le ha prestado la atención suficiente. Aproximadamente 10.500 colmenas desaparecen al año debido al mal uso de los agroquímicos. Insecticidas como la imidacloprid, clotianidina y tiametoxam, de la familia de los neonicotinoides, contienen una sustancia que hace que las abejas mueran al consumirla, o que al detectarla no se acerquen a las flores y mueran por no poderse alimentar correctamente, advierte María Guiomar Nates Parra, experta apícola de la Universidad Nacional.
Según Nates, el efecto que producen estos químicos en las abejas es neurotóxico, por eso presentan desorientación, su capacidad retentiva disminuye y se vuelven muy susceptibles a adquirir enfermedades, síntomas que hacen que se vuelvan muy débiles.
Así que este miércoles, el Colectivo Abejas Vivas radicó ante la Cámara de Representantes el proyecto de ley “por medio de la cual se crean mecanismos para la defensa de polinizadores, fomento de la cría de abejas y desarrollo de la apicultura en Colombia”.
El documento “busca establecer políticas públicas que garanticen un ambiente sano para los polinizadores, la protección de la flora apícola y consolidar al sector como un componente estratégico para la seguridad y soberanía alimentaria del país y la conservación del ecosistema”.
Fuente: El Tiempo