La agricultura de hoy depende en gran medida del uso de los productos químicos para la protección de cultivos, que ayudan a tener mejores rendimientos en cada cosecha. Estos productos tienen efecto inmediato y pueden tratar enfermedades o eliminar plagas con seguridad, cuidando del entorno cuando se hace un debido uso en el campo. Sin embargo, la agricultura moderna ha desarrollado una estrategia más dinámica y que está constantemente, en cambio, para que los cultivos se adapten al uso de productos, mejorando el rendimiento y ayudando a que cada cosecha sea de más y mejores alimentos.
Esta estrategia es la denominada “Manejo Integrado de plagas” (MIP), tal como lo describe la FAO, el MPI consiste en la cuidadosa consideración de todas las técnicas disponibles para combatir las plagas y una unión de medidas apropiadas que disminuyen el desarrollo de plagas. El MIP combina estrategias y prácticas específicas de gestión biológica, química, física y agrícola para producir cultivos sanos y minimizar el uso de químicos, mitigando o reduciendo al mínimo los impactos que plantean estos productos para la salud humana y el medio ambiente.
Combinar todas estas acciones y medidas para el manejo efectivo de plagas involucra inteligencia, técnica e información recogida a través de monitoreo, visita al campo, antecedentes históricos de cada sitio, con el conocimiento de los cultivos, de plagas y el ecosistema. El manejo de plagas efectivo es un servicio de mano a mano, uno a uno, huerto a huerto, provisto por los profesionales capacitados, con uso del modo integrado.
Realizar un MIP en los cultivos alimentarios del país, no solo asegura una mejoría en el control de plagas, entendiendo los cambios y modificaciones que se dan en cada zona del país, sino que, aporta una solución para la sana convivencia entre los agricultores y apicultores que mediante buenas prácticas en el campo, desarrollan medidas para que el cuidado de los cultivos vaya de la mano de la salud de los insectos polinizadores, como las abejas.
El Manejo Integrado de Plagas tiene como objetivo el regular la incidencia de especies plaga mediante el uso de diversos métodos y estrategias. Existen diferentes métodos de control dentro del MIP:
1. Control de plagas físico
Este tipo de método basa su acción en alguna propiedad física que provoque la captura o exclusión de la plaga. Las herramientas más utilizadas son: trampas mecánicas o adhesivas, con o sin atrayentes, trampas con lámparas UV, mallas, medidas de exclusión como guardapolvos y barreras que limiten el acceso, barreras eléctricas, redes y púas para exclusión de aves, entre otros.
2. Control de plagas químico
Cuando se requieren resultados a corto plazo que mitiguen o eliminen la población plaga, hay opciones de amplio espectro de acción para infestaciones mixtas o muy específicas como los cebos para cucarachas, moscas, hormigas, termitas, roedores. Bajo este tipo de estrategia, se tiene mayor rapidez y efectividad en el control de las plagas identificadas y se utilizan de manera racional y justificada, siguiendo las recomendaciones de uso de profesionales y de la etiqueta del producto.
3. Control de plagas biológico
El control biológico se relaciona directamente con la diversidad biológica, es decir, un método natural que resulta de la acción de organismos vivos que tienen la capacidad de reducir las poblaciones de una plaga con la fauna auxiliar del ecosistema. Es especialmente atractivo en situaciones delicadas. Es una tendencia interesante en el MIP, pero hay entornos donde introducir otra especie biológica para controlar una plaga, constituye un riesgo de contaminación adicional.
Un buen Manejo Integrado de Plagas reduce exponencialmente los riesgos para la salud, pues en su objetivo de mantener ambientes sanos, permite espacios libres de la exposición a contaminantes biológicos que traen consigo las plagas y de aquellos patógenos transmisibles por plagas, evitando efectos nocivos a la salud de las personas y de las comunidades. Todo es una estrategia que funciona en conjunto para el fortalecimiento del campo en el país, con más herramientas, innovación y capacitación hacia los agricultores y apicultores para que tecnifiquen la producción de alimentos, y sean un soporte para los esfuerzos alrededor de la seguridad alimentaria.