- El trabajo en conjunto entre apicultores y agricultores, no solo genera beneficios económicos para ambos gracias a la polinización, sino que además busca la implementación de buenas prácticas agrícolas y apícolas que redunden en el cuidado de las abejas
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), ha reiterado la importancia de las abejas en la influencia sobre la agricultura, pues generan un impacto directo y positivo en el 35% de las prácticas de producción de alimentos y aumenta el rendimiento de los 87 principales cultivos en el mundo. En el caso específico de Colombia, la polinización de las abejas beneficia a distintos tipos de cultivos como el tomate, mango, cítricos y hasta en granos básicos como el maíz y el arroz.
En los últimos años ha aumentado el número de colmenas en el país, en parte, por el trabajo articulado que se ha propiciado con proyectos de apicultura en las regiones, con un aporte fundamental de las empresas de sector privado para que, por medio de pedagogía, los apicultores cuente con más y mejores prácticas sostenibles con el uso de herramientas, tecnología e insumos para el trabajo en las colmenas de cara a la salud de las abejas, de los suelos y por ende, de las personas.
El doctor en bioquímica Mauricio Rodríguez, Director de Asuntos Científicos en CropLife Latin America y miembro de la Red de expertos de Abejas en la Agricultura, destacó que la agricultura en el país se beneficia en algunos casos de los procesos de polinización que realizan las abejas en los cultivos. Sobre esto, el sector apícola tiene algunas oportunidades de innovación en estos procesos para desarrollar los servicios de polinización a la agricultura, además de garantizar el cuidado y conservación de las abejas silvestres y la biodiversidad en general, al articular el trabajo de los apicultores con los agricultores.
En este aspecto, ha sido fundamental la presencia de más investigadores y científicos conocedores de la realidad de las colmenas, del cuidado de las abejas y de las prácticas idóneas para generar un equilibrio entre las formas de producción de alimentos. Al tener una red de expertos sobre el tema, la información que se tiene al alcance cuenta con veracidad y comprobación, para que así se generen cadenas de conocimiento y capacitación, partiendo de información sustentada en el conocimiento científico consensuado y verificado.
Recientemente, la Red de expertos ha conversado sobre la importancia de la coexistencia entre los agricultores y apicultores, para que trabajando en conjunto se puedan generar proyectos y discusiones guiadas hacía la seguridad alimentaria y la inocuidad de los alimentos. Las propuestas innovadoras van desde el conocimiento de la diversidad de abejas y otros polinizadores silvestres en el país, hasta el punto cúspide que es la protección de esta diversidad. Entre las recomendaciones, se destacan:
1. Llevar registros de los lotes y los cultivos en los que se señalen actividades como monitoreo y aplicación de productos.
2. Identificar los polinizadores que habitan a 1 kilómetro a la redonda del cultivo.
3. Identificar los momentos de interacción de los polinizadores en los cultivos, para determinar el tipo, la forma y las horas de aplicación de los plaguicidas.
4. Conocer y aprovechar los calendarios florales.
5. Leer la etiqueta del plaguicida antes de aplicarlo al cultivo y seguir todas sus recomendaciones.
6. Comprar productos registrados ante las autoridades competentes de cada país.
7. Establecer zonas de amortiguamiento (sin aplicaciones de químicos) entre las áreas aplicadas y el hábitat de los polinizadores y sus colmenas.
8. Evitar aplicar químicos sobre malezas atractivas para los polinizadores durante la floración.
9. Comunicar al apicultor cuándo, dónde y cómo va a realizar la aplicación de plaguicidas.
Para lograr la ejecución de estas propuestas, el doctor Rodríguez plantea una serie de buenas prácticas para la preservación de las abejas y el buen desarrollo del trabajo entre agricultores y apicultores. Por un lado, la tecnificación y digitalización de las labores diarias en el campo ayudan a tener un control y monitoreo del cultivo y colmenas, y además, proporciona herramientas para la sostenibilidad en el campo. Por otro lado, el trabajo con los cultivadores, permite espacios de capacitación sobre los productos químicos de uso agrícola (PQUA) que potencializan y mejoran el rendimiento de los cultivos, pues de esta manera se actúa preventivamente de cara al manejo de químicos en cultivos de alimentos que conduzca también al cuidado de las abejas.